Este simbolismo es curioso, ya que un aspecto importante de la naturaleza de Sagitario es representado por la figura más usual del centauro, mitad humano y mitad animal. Ello pone de relieve que aquellos que se encuentran influenciados por este signo son impulsados hacia abajo por sus apetitos.
Los Sagitarios disfrutan con la buena comida, las compañías estimulantes y los placeres de la carne, pero su naturaleza más baja es descrita como un caballo porque puede ser domesticada para servir a las aspiraciones del espíritu. En un cuadrifolio de la catedral de Amiens, en el norte de Francia, el arquero no es representado como un centauro, sino como un sátiro con patas peludas, cola de espeso pelaje y pezuñas, clara referencia a una baja naturaleza terrenal, incluso bestial. La imagen expresa también la creencia astrológica según la cual el Sagitario tiene dificultad para dominar las exigencias de su cuerpo.
El Sagitario altamente desarrollado y que ha aprendido a poner su naturaleza terrenal al servicio de su espíritu es uno de los seres más libres, plenamente merecedor del epíteto “humano”. En cambio, un Sagitario subdesarrollado queda atrapado en las demandas del mundo inferior y tiende cada vez más al estado animal. Es posible que el sátiro de Amiens exprese la idea con mayor contundencia que la imagen corriente del centauro, y, desde luego, se pierde todo simbolismo en las ocasionales representaciones modernas de Sagitario que separan sus dos aspectos y describen un jinete sobre su caballo.
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