Jaime de Aragon hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, es curioso el ritual que, según cuenta su propia crónica (Llibre dels feits del rei en Jacme), se realizó para elegir su nombre.
Según cuenta el monarca en dicha crónica, María de Montpellier ordenó fabricar doce velas iguales. A cada una de esas velas le puso el nombre de los doce discípulos de Jesús y mientras las encendía prometió al Cielo poner a su hijo el nombre de la vela que más tardara en derretirse. El cirio que más duró fue el de Santiago, nombre equivalente al de Jaime. Posiblemente María de Montpellier hizo este sencillo ritual pensando en que de la misma manera que una vela tardó más tiempo en consumirse que las otras, la propia vida de su hijo también “tardaría en consumirse”.
Podríamos adaptar este curioso ritual a nuestra propia vida enfocándolo en dos metas bien distintas. Por ejemplo, si tenemos que tomar una decisión a la hora de elegir dos trabajos, podríamos encender dos velas iguales (o tres, si tenemos más ofertas) y poniendo a cada una el nombre de las distintas empresas, elegir la empresa (vela) que más ha tardado en consumirse. Con la mente bien puesta en que la intención de este ritual no sólo sea para tomar la decisión sino que también nos puede servir para desear, y así conseguir, la máxima permanencia en dicho trabajo.
Este curioso ritual para obtener permanencia y a la vez una respuesta, lo podemos aplicar en todas las dudas que nos surjan.
by Astrologia Laura Zarazaga on Monday, March 14, 2011 at 9:25am