Tauro está asociado a la garganta, en especial a la laringe y al habla. De hecho, el los círculos astrológicos todavía se afirma que una persona con influencia de Tauro ha de tener una hermosa voz. A causa de esta antigua asociación, la primera simbología cristiana adoptó a Tauro como uno de los símbolos de Cristo, el Verbo o Logos. La asociación era doble: el Log os taba enlazado con el habla, regida por Tauro; y el sacrificio de la crucifixión enlazaba con la idea del toro sacrificado, uno de los ritos habituales en los tiempos de Grecia y Roma.
Al aplicar esto al atril de Gropina, observamos que el cuarto símbolo aparece cuando el sacerdote asciende al púlpito, expresando la palabra de Dios y simbolizando a Cristo.
Las asociaciones «secretas» de Tauro rebasan el terreno del arte religioso. El símbolo actual de Tauro no es el mismo que el empleado en la época medieval; parece proceder de una casi perdida tradición astrológica griega que posiblemente fue recogida e introducida en occidente por los pensadores de Chartres, que en los siglos XIII y XIV propagaron por Europa algunas enseñanzas secretas. Cuando en el siglo XVI el ocultista alemán Agripa interpretó este símbolo, insistió en que se basaba en el dibujo de la cabeza de un toro; pero puede interpretarse, con igual razón, como una representación de la Tierra coronada por una media luna: ésta acoge las fuerzas espirituales que fluyen hacia el interior de la Tierra a raíz del sacrificio del Logos.
Según este razonamiento, el relativamente moderno símbolo de Aries adquiere sentido cuando se sitúa sobre el símbolo de Tauro, ya que representa la idea de las fuerzas espirituales encauzadas en el receptáculo en forma de media luna de Tauro. Cada vez que hablamos, reunimos las ideas de nuestro entendimiento espiritual y las vertemos en la laringe, donde nacen las palabras. Esta asociación de Aries y Tauro denota el descenso del espíritu (Aries) hacia el seno de la Tierra (Tauro).
El significado oculto del símbolo de Géminis puede en consecuencia concebirse como el complemento del proceso. Cuando el espíritu encuentra la palabra, la comunicación se hace posible. Lo que ha sido formulado en Aries y Tauro se expresa en Géminis, que rige el terreno de la comunicación.
El símbolo de Géminis parece proceder de la antigua Grecia. Consiste en dos líneas verticales apoyadas sobre una línea horizontal. Podría representar a dos personas que permanecen en estrecho contacto; una de ellas toma una idea del dominio espiritual y la expresa de determinada manera para comunicarle la verdad a la otra, simbolizada por la línea horizontal superior.
Si observáramos la imagen de un hombre y una mujer en la escultura de la catedral de Amiens, veríamos que; no están simplemente cogidos de la mano: se están comunicando, quizás incluso conversando. La representación de Géminis en la parte superior de las paredes del baptisterio de la catedral de Parma, en el norte de Italia, está formada por dos hombres, siguiendo la antigua tradición. Cada uno de ellos toca la cabeza del otro, al tiempo que agarra la rama de un árbol. Esto constituye con toda certeza un intento de simbolizar la continuidad de la cabeza (el pensamiento, representado por Aries) en la Tierra (los árboles).
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