Se ha argumentado también que los símbolos de Virgo y Escorpión proceden de un solo dibujo de una serpiente, con una cabeza, varias espirales y una cola. Era la serpiente tentadora en el Jardín del Edén, cuya labor maléfica provocó la separación hoy existente entre los dos sexos. Un relato simbólico de la evolución del signo afirma que la serpiente fue cortada en dos, y que a partir de su cuerpo se modelaron los cuerpos del primer hombre y de la primera mujer, que hasta entonces no habían conocido separación.
Significativamente, la parte seccionada de la cabeza se convirtió en el símbolo de Virgo, generalmente caracterizada por la claridad de pensamiento, en tanto que la cola pasó a ser uno de los símbolos de Escorpión, signo asociado con la pasión.
Históricamente, el símbolo moderno de Escorpión tiene sin duda un origen serpentino. En tiempos de los antiguos egipcios, el símbolo derivó del pictograma de una serpiente en escritura demótica. En la época griega, se aproximó al símbolo moderno, aunque todavía se mantuvo claramente relacionado con su forma de origen. El ocultista Agripa, que escribió a principios del siglo XVI, aseguró que el símbolo moderno representaba el aguijón del escorpión, pero esto era mera conjetura, ya que no cabe duda de que el original se basaba en la imagen de una serpiente.
En muchos aspectos, Escorpión es, de los 12 signos, el más difícil de entender. Se encuentra una clave de su significado íntimo en el hecho de que a Escorpión se le otorgue gobierno sobre las partes sexuales del ser humano. El pleno significado de ello sólo puede captarse cuando se le relaciona con la visión del mundo según los pensadores medievales. Las partes sexuales estaban asociadas con el infierno, las fuerzas desconocidas y la parte demoníaca del Hombre, y esto explica por qué a la casilla de Escorpión se le dio el nombre de «casa de la muerte». Algunos astrólogos modernos van algo más allá y la denominan «casa del karma», ya que en las tradiciones orientales el karma es la suma de los actos de una persona, buenos y malos, a lo largo de una vida, actos que han de influenciar su sino en la vida siguiente.
Esta relación con las fuerzas de la oscuridad explica la extraña dualidad que los astrólogos suelen asociar con Escorpión. El verdadero tipo Escorpión siempre da la impresión de vivir bajo tensiones extremas, como atrapado entre las fuerzas de la oscuridad y las de la luz. En el lado opuesto del zodíaco se encuentra Tauro, que, como se explicó anteriormente, está relacionado con el Logos, la palabra del ser de luz expresada por el cristianismo en la encarnación de Cristo. El eje que va de Escorpión a Tauro -presente, claro está, en todos los horóscopos- es muy poderoso. El conflicto entre Escorpión, asociado con el infierno, y Tauro, asociado con Cristo, representa en forma dramática la lucha entre la oscuridad y la luz que tiene lugar en el interior de todos los seres humanos.
La relación astrológica entre las «fuerzas de la luz» de Tauro y las «fuerzas de la oscuridad» de Escorpión es muy antigua, ya que fue establecida antes del Cristianismo, en las imágenes que intervenían en el antiguo culto persa de Mitra, dios de la bondad y de la luz. Una de estas imágenes muestra a Mitra degollando a un toro; la sangre de éste se derrama sobre la tierra, fertilizándola, mientras desde ésta un escorpión ataca los testículos del toro.
Esta imagen de la oposición entre Escorpión y Tauro es rica en simbolismo astrológico, ya que la sangre creativa se derrama hacia abajo, en tanto que las oscuras fuerzas de Escorpión se proyectan hacia arriba, del mismo modo que se interpenetran cielo y tierra. La imagen nos recuerda también que Tauro rige la garganta y la laringe, mientras que a Escorpión le corresponde gobernar las partes sexuales.
Puesto que hay guerra entre la luz y la oscuridad dentro de la naturaleza de Escorpión, no resulta sorprendente que los constructores de catedrales situaran las imágenes asociadas con Escorpión de modo que aprovecharan el movimiento del sol, tal como hacían las imágenes de Leo.
Escorpión, relacionado con el infierno y con el lóbrego centro del cosmos (según la visión medieval del mundo), está situado de manera que sea el último en recibir dicha luz. Son ejemplos notables al respecto los grupos de figuras en las catedrales de Chartres y de Orvieto.
Después de los tortuosos senderos que hemos tenido que seguir para dilucidar el simbolismo de Escorpión, el simbolismo de Sagitario, noveno signo del zodíaco, aparece claro. Desde la Antigüedad, la imagen de Sagitario ha sido un centauro a punto de lanzar una flecha con su arco. Sin embargo, existen ejemplos de Sagitario representado como un ser humano, por ejemplo en la hermosa talla del baptisterio de Parma.
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