Leo ha tenido la misma imagen -la de un león- desde los tiempos más remotos. Leo es uno de los cuatro signos fijos (los otros tres son Tauro, Escorpión y Acuario). No hay duda de que están asociados con cualidades de «fijeza» en la personalidad, con la testarudez y la perseverancia. Cuando en los primeros siglos de la era cristiana el antiguo simbolismo del zodíaco fue adaptado a la nueva religión, los cuatro signos fijos fueron adoptados para representar a los cuatro evangelistas. Tauro representaba a Lucas, Escorpión a Juan, Acuario a Mateo y Leo a Marcos.
Este importante simbolismo aparece en muchas catedrales para expresar enseñanzas y tradiciones vinculadas con el Sol, un símbolo de Cristo.
Como Leo es regido por el Sol, el león es colocado con frecuencia dentro y fuera de las iglesias de manera que sea el primero de los cuatro signos fijos que reciba la luz del Sol. En la catedral de Chartres (Francia), por ejemplo, los cuatro símbolos de los evangelistas rodean al Cristo en majestad; el león es la primera figura que el Sol ilumina cada día.
A veces el simbolismo es aún más profundo. En Orvieto, en la Italia central, los simbolos de los cuatro evangelistas están dispuestos a lo ancho de la fachada de la catedral; el toro de san Lucas está en el extremo sur, de modo que es el primero en recibir la luz del Sol. Sin embargo, da la espalda al Sol, ya que sus ojos miran a la Virgen y al Niño que se hallan en medio de las cuatro figuras, y es el león el que primero recibe la luz del Sol en la cara.
En el simbolismo medieval, la humanidad aparece con frecuencia dividida entre los poderes del Sol y de la Luna. Entre las más notables de esas imágenes, por su sutil simbolismo, figura un capitel tallado de la catedral de San Pedro de Ginebra (Suiza). Melquisedec, el sumo sacerdote judío, sostiene la sagrada forma (el pan transformado en el cuerpo de Cristo) en la mano derecha, y en la izquierda el cáliz que contiene la sangre del Redentor. Su nombre, grabado en la columna superior, fue ligeramente modificado para expresar una idea astrológica. La «M» fue tallada como un símbolo de Leo, y se encuentra justo encima de la hostia. La letra final, «c», separada del resto de la palabra, está dibujada como un símbolo lunar y aparece encima del cáliz. El sacerdote en un símbolo del hombre corriente, situado entre las fuerzas del Sol y de la Luna. Está vinculado con el mundo espiritual por medio de su propia sangre (el corazón de Leo) y de la sangre de Cristo (el líquido del cáliz).
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